Cerca de 1 millón de personas en España toman anticoagulantes. Son fármacos que evitan o retrasan el tiempo de coagulación de la sangre para prevenir la formación de coágulos en las arterias, las venas o en el corazón. Son importantísimos para prevenir ictus y embolia sistémica en pacientes con fibrilación auricular – es la arritmia más común.
Se calcula que, actualmente, el 50% de los pacientes que toman tratamiento anticoagulante no están bien monitorizados con el consiguiente incremento del riesgo de ictus y hemorragia, así como incrementos de visitas hospitalarias, controles y lógicamente todos los costes asociados.
Para conseguir un buen control de estos pacientes es preciso un buen seguimiento en los diferentes niveles asistenciales, dominar la selección del tratamiento en función de los diferentes perfiles, comprender las claves para conseguir una buena adherencia y evitar los riesgos asociados a esta terapia.